El período de Uruk es un período arqueológico de la historia de Mesopotamia comprendido entre el 3800 a. C. y el 3200 a. C., en el último milenio del Calcolítico en la región. Algunos autores incluyen como una etapa final de este período al siguiente, el Yemdet Nasr.[1]
Los hallazgos más importantes de esta etapa se centran en Uruk, un poblamiento situado a pocos kilómetros de El Obeid, en el curso bajo del Éufrates, que dará nombre al período.[2] La cultura Uruk tuvo su centro en en la zona sur de Mesopotamia, pero sus rasgos se extendieron por todo el Oriente Próximo asiático. Así, se encuentran muestras en el norte de Siria, Turquía o Susa, en el actual Irán.[1]
Las principales características de este período son la aparición del sello cilíndrico, lo monumental de su arquitectura, los rasgos de su cerámica y la aparición de la escritura. Otros avances fueron la invención de la rueda y su primera aplicación fuera del transporte, el torno de alfarero.[3] Al final del período se empezó a utilizar el bronce, producido a base de cobre y arsénico o estaño.[4]
Historia
Los primeros restos de Uruk se remontan al período de El Obeid, tras el cual, se produce un período de transición (niveles XVI - X) que llega hasta el 3800 a. C., cuando se produce el desarrollo de una nueva cultura. Esta nueva etapa ha sido denominada período de Uruk.[5]
Se han barajado diversas hipótesis acerca del florecimiento de esta cultura.[5] Según algunos arqueólogos[6] la Baja Mesopotamia había estado sumergida durante gran parte de la Edad de Cobre. Hacia el IV milenio a. C., los cambios climáticos habrían provocado la bajada del nivel del mar, dejando disponible una gran extensión de tierra anormalmente fértil. En estas circunstancias, los nuevos pobladores necesitaban mucho menos terreno para satisfacer sus necesidades, lo cual explicarían el gran número de habitantes que llegó a tener la zona. Esta mayor densidad habría obligado a los pobladores a dotarse de reglas y sistemas sociales que permitiesen la convivencia. Otros antropólogos[7] han sugerido que un gran desarrollo de la ciudad de Uruk habría permitido a ésta el control de una gran extensión de terreno a base de colonizar emplazamientos periféricos y del desarrollo de una fuerza militar.
En la epopeya mitológica de Gilgamesh, penúltimo rey de Uruk, su rival y luego amigo Enkidu dice, refiriéndose a sus orígenes:[8]
"Yo gritaré en Uruk: ¡Heme aquí el fuerte!
Heme aquí, yo cambio los destinos,
el nacido en la estepa es fuerte ¡De él es la fuerza!”
Se han planteado varias hipótesis sobre la posible organización de un entramado cultural tan amplio como el que se vivió en el período Uruk. Generalmente se asume que en los enclaves centrales la sociedad estaba estratificada, situándose a la cabeza el ensi, o en, quien habría tenido poderes políticos y religiosos.[5] Sin embargo, otros autores[9] han defendido la hipótesis de que la sociedad estaba organizada de forma esencialmente igualitaria, siendo los dirigentes poco más que administradores de los bienes comunes, sin ningún privilegio más allá del prestigio de su cargo. Esto coincidiría con el hecho de que las ciudades del período Uruk no muestran características de jerarquización: no existen viviendas de un estatus superior a otras y no se han encontrado joyas o fortunas privadas.[5] Según estos autores la relación entre la periferia cultural y las ciudades de la Baja Mesopotamia se habría realizado en términos de igualdad.
Otros autores han planteado la existencia de un Estado centralizado que controlaba en parte la actividad económica de la población mediante algún tipo de regulación. Así, este Estado recaudaría mediante tributos parte de los bienes obtenidos por el trabajo de las unidades familiares.[5]
[editar] Arquitectura
La arquitectura es uno de los rasgos más característicos del período Uruk ya que en este período rompe completamente con el estilo de períodos anteriores, en los que había predominado el uso del adobe. Con la cultura Uruk se experimentó con nuevos materiales y formas, como el uso de la piedra caliza y la decoración con mosaicos. No se conoce que motivó la transición estos nuevos métodos constructivos, significativamente más caros: la piedra caliza debía ser transportada en pesados bloques desde la cantera hasta la obra y los mosaicos debían ser elaborados a mano en grandes cantidades.[5]
Destaca un ritual de construcción por el cual, cuando un gran edificio debía ser remplazado, se rellenaba de material y se sepultaba elevando el terreno. A continuación, el nuevo edificio se levantaba sobre el montículo resultante.
Sello cilíndrico e impresión: grupo de ganado en un campo de trigo. Caliza, Mesopotamia, período de Uruk. El sello cilíndrico estaba formado por una piedra u otro objeto de material duro de forma cilíndrica en el cual se tallaban motivos decorativos. Este sello podía hacerse rodar sobre ladrillos de arcilla aún blandos, grabando así sus motivos en ellos.
[1] Museo del Louvre,
Department of Oriental Antiquities.
El período de Uruk vio el nacimiento de la escritura pictográfica en Mesopotamia, la cual se útilizó exclusivamente para asuntos administrativos y de contabilidad.
Desde el período de El Obeid se habían utilizado sellos de estampar para marcar el origen y el contenido de las distintas mercancías. La forma de estos primeros sellos era plana, con la inscripción en relieve en una de las caras. Hacia finales el período de Uruk los sellos se transforman, adquiriendo una forma de tubo sobre cuya superficie se realizaban las inscripciones. De este modo el texto se imprimía haciendo rodar el objeto sobre el material fresco.[1] A este tipo de sello se le denomina sello cilíndrico. En el período de Uruk los relieves de los sellos incluían dibujos de animales y escenas de oficios, no siempre relacionados con la mercancía que marcaban.[5]
Otro medio en el que se han hallado inscripciones es en tablillas de arcilla que se utilizaban para contabilizar el movimiento de mercancías. Los símbolos que contenían eran bien numéricos, bien representativos de los funcionarios e instituciones. El tipo de mercancía se conocía a través del sistema numérico utilizado, que era distinto para una de ellas. La escritura en arcilla blanda debía ser complicada, especialmente cuando se trataba de representar líneas curvas. Esto hizo que los trazos se fuesen linealizando, alejándose cada vez más del objeto representado y volviéndose más conceptuales.[5]
En el nivel III, ya perteneciente al siguiente período, hay muestras de los primeros escritos siguiendo un sistema fonético. El idioma que representan es sumerio, por lo que es posible que ya en el nivel IV ésta fuese la lengua empleada.[1]
LA RUEDA
La invención de la rueda en Mesopotamia se sitúa hacia finales del período de Uruk. Antes de ella el medio de transporte más utilizado fue probablemente el barco, que siguió jugando un papel predominante después de su invención. El transporte terrestre se realizaba mediante traccion animal, ya fuese humana, o procedente de bueyes y burros, los cuales ya habían sido domesticados. No se tiene constancia del uso de rodillos previos a la invención de la rueda, siendo posible que ésta se inventase directamente.[3]
Aparte del transporte, una de las aplicaciones más destacables de la rueda fue la invención del torno. En sus primeros usos consistía simplemente en una rueda sobre la que se colocaba la pieza cerámica, permitiendo su giro. Pero el verdadero nacimiento del torno de alfarero se produjo con la invención de un sistema que permitía el girado de esta rueda mediante el movimiento de los pies, lo cual se consiguió hacia el año 3000 a. C., ya en el siguiente período.[3]
Período Yemdet Nasr
De Wikipedia, la enciclopedia libre
Se denomina período Yemdet Nasr o Jemdet Nasr a uno de los períodos arqueológicos de la historia de Mesopotamia, comprendido entre el 3200 a. C. y el 3000 a. C. aproximadamente. Se trata de un período de transición entre el período de Uruk —definido por la difusión de una cultura común por todo el oriente Próximo— y un período Dinástico Arcaico marcado por las diferencias regionales.[1]
En el Yemdet Nasr se observa la desaparición de los rasgos cerámicos Uruk en los objetos de la periferia mesopotámica: Anatolia, Siria e Irán. En el centro de la cuenca de los dos ríos se produjo el distanciamiento entre las regiones norte y sur; ésta último, más poblada, vio el florecimiento de nuevas ciudades que desplazaron a la anteriormente hegemónica Uruk. La administración abandonó el ámbito regional y se localizó en cada una de las ciudades, las cuales se diferenciaron más entre sí. La población rural se asentó en las ciudades; las cuales ofrecían ventajas en el control de los recursos de los ríos. Esto hizo que la población de muchas de ellas creciese considerablemente.
En este nivel los hallazgos de documentos escritos se ven reducidos considerablemente. Así, en las regiones periféricas, su uso desapareció por completo; si bien se mantuvo en la Baja Mesopotamia. Es probable que, debido al caracter administrativo de la mayoría de los textos, ya no fuesen necesarios cuando la burocracia regional dejó de funcionar.[1]
Período Dinástico Arcaico
De Wikipedia, la enciclopedia libre
Situación de las principales ciudades
sumerias y alcance de esta cultura durante el período dinástico arcaico.
Se denomina período Dinástico Arcaico a la etapa de la historia de Mesopotamia comprendida entre 2900 a. C. y 2334 a. C.: esto es, en el período sumerio. Está marcada por el desplazamiento de las poblaciones rurales hacia las ciudades; lo cual se traducirá en el florecimiento de nuevas urbes. Existe una escasez de hallazgos escritos de su etapa inicial, por lo que su historia es relativamente desconocida. Sin embargo, los textos reaparecen en los últimos siglos del período, mostrando una generalización de las guerras entre ciudades por disputas territoriales.[1]
Historia
A principios de este periodo se produjeron importantes cambios en el paisaje de a Baja Mesopotamia; los cursos fluviales se concentraron, reduciéndose el número de pequeños ríos y aumentando el caudal de los mayores.[2] Se han observado capas de limo en diferentes excavaciones en los registros correspondientes al 2900 a. C. aproximadamente,[3] lo que podría indicar que, o bien se alternaron inundaciones de importancia en diferentes regiones, o bien se produjo un único evento catastrófico que inundó completamente la región, como defienden algunos académicos.[2] Esa última hipótesis explicaría lo recurrente del tema de un mítica gran inundación en la literatura sumeria posterior, como la narrada en el Atrahasis.[2] [3]
La concentración de los caudales fluviales propició el crecimiento de las ciudades situadas a las orillas de los grandes ríos en detrimento de las zonas agrestes. Este movimiento demográfico se vivió especialmente en la Baja Mesopotamia, si bien también tuvo representantes más al norte.[4] La aparición de numerosas ciudades rivales llevó al fin de la hegemonía de Uruk, que había dominado la región durante los siglos anteriores, en lo que de hecho de se denomina el período de Uruk.[4]
No se conoce mucho de la historia durante estos primeros siglos debido a la escasez de registros escritos, si bien, tomando como referencia los textos posteriores, se supone que estuvo marcada por las distintas alianzas y facciones de ciudades posiblemente enfrentadas entre sí. De hecho, es en este período cuando las ciudades se rodean de murallas.[4]
A finales del período los registros escritos reaparecen y demuestran haber sufrido una gran transformación desde los pertenecientes al período de Uruk. En estos nuevos textos se vislumbra la situación bélica que vivía la región. La más antigua de estas inscripciones (2600 a. C.) se ha hallado en un vaso de alabastro y sólo contiene el nombre de un lugal (rey) de Kish, Mebaragesi. Es el primer documento donde aparece la palabra lugal para referirse a un gobernante. Otras inscripciones mencionan a Uhub, considerado hijo de Mebaragesi y el Agga de la lista Real Sumeria y a los reyes de Ur Meskalamdug y Mesanepada.[5]
En Shuruppak se han encontrado unas tablillas que hablan de forma poco clara sobre la llegada de un contingente, posiblemente militar y aliado, para una tarea que no se especifica pero que bien podría tratarse de la defensa de la ciudad ante un previsible ataque. De hecho, tiempo después la ciudad fue incendiada; si bien ningún otro documento atestigua que Sharrupak se viese envuelta en conflicto alguno.[1]
Sin embargo, es en el último siglo del período cuando las inscripciones se convierten en verdaderos textos conmemorativos que narran con detalle las victorias y logros de sus protagonistas. Uno de los más importantes de los que se tienen es la llamada estela de los buitres, en la cual se narra una disputa entre las ciudades de Lagash y Umma. El conflicto habría sido tratado inicialmente de forma diplomática, con el arbitraje del rey de Kish Mesilim. Al parecer esto no fue suficiente y unas generaciones después Akurgal, nuevo rey de Lagash, reanudó la guerra contra Umma. La guerra duró hasta el reinado de su hijo, Eannatum (hacia el 2500 a. C.) quien no sólo logró la victoria sobre Umma, si no que se impuso en toda la región de Sumeria, venciendo también a Mari en Asiria y al reino de Elam (actual Irán). Tras esto Lagash mantuvo la hegemonía hasta el reinado del sobrino de Eannatum, Entemena quien tuvo que enfrentarse de nuevo contra Umma. Pese a que Lagash resultó victoriosa de nuevo, perdió la posición hegemónica sobre al resto de región.[4]
Hacia el siglo XXIV a. C. llegó al trono de Umma un nuevo rey, Lugalzagesi, quien comenzó la conquista de las ciudades vecinas enfrentandose a Urukagina de Lagash. Urukagina se había hecho famoso por sus reformas, que habían disminuido los privilegios de la monarquía y el clero y rebajado los impuestos al pueblo. Lugalzagesi venció a Urukagina y, tras conquistar también Ur, Uruk, y Kish, se impuso en toda Sumeria. Finalmente mandó una expedición hacia el Mediterráneo siguiendo el cauce del Éufrates río arriba. No llegó a completar su imperio debido a la repentina aparición de un nuevo conquistador: Sargón de Acad.[4]
En el Dinástico Arcaico se observa una evolución en las formas de gobierno urbanas. En el período de Uruk el máximo responsable de la administración era denominado ensi o en y no parece que tuviese excesivos privilegios, tratándose tal vez de un puesto simplemente administrativo. En este mismo período el término lugal hacía referencia a un supervisor, un puesto subordinado al ensi. A principios del Dinástico Arcaico es posible que el cargo de ensi pasase a tener principalmente atribuciones religiosas, ganando importancia el cargo de lugal. Esta transferencia de poder se acentuó según avanzaba el período. Parece además que las atribuciones del ensi tenían un carácter más urbano y social, mientras que el lugal se encargaría de la administración del territorio agrícola de la periferia, controlando así el ejército. Al no necesitar la aprobación del templo para su otorgación, es probable que el título de lugal adquiriese carácter hereditario.[5]
A principios del Dinástico Arcaico existe una laguna en los textos escritos conservados, volviendo a aparecer estos en la segunda mitad del período. La comparación entre los textos previos y los posteriores muestra una importante evolución en el sistema de escritura: mientras que en período Uruk la escritura era pictográfica —dibujos cuyo significado es la figura que representan—, a mediados del Dinástico Arcaico los textos podían leerse, esto es, que los caracteres que antes representaban objetos ahora representaban sonidos. Es a partir de estos textos cuando podemos conocer la lengua que se hablaba entonces, el sumerio. El momento en que la escritura dio este salto se ha situado a principios del III milenio a. C., en el período Yemdet Nasr;[1] donde se ha hallado un texto en sumerio que utiliza el signo de la flecha para representar el sonido ti.[4] Por tanto, puede atribuirse a los sumerios la invención del primer sistema fonético de escritura.
Las causas de el cambio no están claras. Se sabe que en el período Uruk el intercambio y la relación entre los distintos pueblos fue mucho mayor que los posteriores. Así en ese período el sistema de escritura tenía que ser legible por personas de distintas lenguas, función que una escritura pictográfica conseguía mejor. Al reducirse el ámbito de acción de las ciudades, la escritura pudo centrarse en un solo idioma, pudiéndose así hacer el traslado a un sistema fonológico.[1]
La transición se produjo mediante la sustitución del significado de los caracteres. Por ejemplo, en el período de Uruk dos líneas onduladas representaban el concepto "agua" y se leían "a". En el nuevo sistema, este mismo símbolo representaba directamente el sonido a. En algún momento del Dinástico Arcaico la forma de lectura de las tablillas cambió y los signos pasaron a dibujarse girados 90°.[1]